Internado Nacional Barros Arana
Dpto. de Lengua Castellana y Comunicación
Profesora Marcia Clavelle Martínez
ANTOLOGÍA DE CUENTOS HISPANOAMERICANOS
8° Año Básico
I. Comprensión de textos y Contenidos Aplicados
1. Describa los espacios presentes en el cuento “La noche boca arriba”de Julio Cortázar.
No olvide señalar que espacios pertenecen a la realidad del protagonista y cuales son desarrollados a partir de las alucinaciones del mismo.
2. Describa el espacio social presente en el relato “Puntero Izquierdo” de Mario Benedetti
3. Ordene cronológicamente los hechos presentes en el cuento “El Hombre” de Juan Rulfo
4. Describa física y psicológicamente al protagonista del texto “El vaso de Leche” (Manuel Rojas.)
5. Describa el espacio social del relato “El ciclista del San Cristóbal” (Antonio Skarmeta)
6. ¿Qué razones poseen los personajes de “La rebelión de los niños” para ejecutar la maniobra de las regaderas?. Argumente secuencialmente.
7. Describa física y psicológicamente a Juan Darién
8. Según su opinión ¿La protagonista del relato “Dos pesos de agua” es castigada o premiada debido a su fe?. Argumente dialécticamente.
9. Según su interpretación, en que consiste el final del relato “La muñeca menor”
10. Según su interpretación, ¿Cómo se define el concepto de libertad en el texto “El Sur” de J. Luis Borges?
domingo, 15 de junio de 2008
miércoles, 11 de junio de 2008
Ensayo de prueba 7° E. Básica: “Lautaro Joven libertador de Arauco”
Internado Nacional Barros Arana
Lenguaje y comunicación
Profesora Marcia Clavelle M.
LAUTARO JOVEN LIBERTADOR DE ARAUCO
Fernando Alegía
7° año E. Básica
I. Control y comprensión de lectura
1. ¿Qué importancia posee la figura de Pedro de Valdivia al interior de la obra?
2. ¿Qué relación existe entre el titulo de la obra y el contenido presente en él?
3. ¿Debido a qué situación, Lautaro rapta a Guacolda?
4. Caracterice física y psicológicamente al personaje principal de la obra
II. Contenidos aplicados
5. ¿Cuál es el espacio socia de la obra?
6. ¿En qué episodios o situaciones se desarrolla el espacio mental, al interior de la obra?.
7. ¿Este texto pertenece al mundo real o ficticio? Argumente
Lenguaje y comunicación
Profesora Marcia Clavelle M.
LAUTARO JOVEN LIBERTADOR DE ARAUCO
Fernando Alegía
7° año E. Básica
I. Control y comprensión de lectura
1. ¿Qué importancia posee la figura de Pedro de Valdivia al interior de la obra?
2. ¿Qué relación existe entre el titulo de la obra y el contenido presente en él?
3. ¿Debido a qué situación, Lautaro rapta a Guacolda?
4. Caracterice física y psicológicamente al personaje principal de la obra
II. Contenidos aplicados
5. ¿Cuál es el espacio socia de la obra?
6. ¿En qué episodios o situaciones se desarrolla el espacio mental, al interior de la obra?.
7. ¿Este texto pertenece al mundo real o ficticio? Argumente
Guía de ejercicios: Elementos del Género Narrativo
GUÍA DE APRENDIZAJE
GÉNERO NARRATIVO·
A continuación se presentan 3 cuentos breves. Analízalos e identifica en ellos los elementos del género narrativo vistos en clase.
LOS BOMBEROS
Olegario no sólo fue un as del presentimiento, sino que además siempre estuvo muy orgulloso de su poder. A veces quedaba absorto por un instante, luego decía: “Mañana va a llover”. Y llovía. Otras veces se rascaba la nuca y anunciaba: “El martes saldrá EL 57 a la cabeza”. Y el martes salía el 57 a la cabeza. Entre sus amigos gozaba de una admiración sin limites.
Algunos de ellos recuerdan el más famoso de sus aciertos. Caminaban con él frente a la Universidad cuando de pronto el aire matutino fue atravesado por el sonido y la furia de los bomberos. Olegario sonrió de modo casi imperceptible, y dijo: “Es posible que mi casa se esté quemando”.
Llamaron al taxi y encargaron al chofer que siguiera de cerca de los bomberos. Estos tomaron por Rivera, y Olegario dijo: “Es casi seguro que mi casa se está quemando”.
Los amigos guardaron un respetuoso y afable silencio; tanto lo admiraban.
Los bomberos siguieron por Pereyra y la nerviosidad llegó a su colmo. Cuando doblaron por la calle en que vivía Olegario, los amigos se pusieron tensos de expectativa . Por fin, al frente mismo de la llameante casa de Olegario, el carro de bomberos se detuvo y los hombres comenzaron rápida y serenamente los preparativos de rigor. De vez en cuando, desde las ventanas de la planta alta, alguna astilla volaba por el aire.
Con toda parsimonia, Olegario bajo del taxi. Se acomodo el nudo de la corbata, y luego, con un aire de humilde vencedor, se apresto a recibir las felicitaciones y los abrazos de su buenos amigos.
Mario Benedetti
EPISODIO DEL ENEMIGO
Tantos años huyendo y esperando y ahora el enemigo estaba en mi casa. Desde la ventana lo vi subir penosamente por el áspero camino del cerro. Se ayudaba con un bastón, con un torpe bastón que en sus viejas manos no podía ser un arma sino un báculo. Me costo percibir lo que esperaba: el débil golpe contra la puerta. Miré no sin nostalgia, mis manuscritos, el borrador a medio concluir y el tratado de Artemidoro sobre los sueños, libro un tanto anómalo ahí ya que no se griego. Otro día perdido, pensé. Tuve que forcejear con la llave. Temí que el hombre se desplomara, pero dio unos pasos inciertos, soltó el bastón, que no volví a ver, y cayó en mi cama, rendido. Mi ansiedad lo había imaginado muchas veces, pero solo entonces note que se parecía, de un modo casi fraternal, al último retrato de Lincoln. Serian las cuatro de la tarde.
Me incline sobre el para que me oyera.
- Uno cree que los años pasan para uno –le dije-, pero pasan también para los demás.
Aquí nos encontramos al fin y lo que antes ocurrió no tiene sentido,
Mientras yo hablaba, se había desabrochado el sobretodo. La mano derecha estaba en el bolsillo del saco. Algo me señalaba y yo sentí que era un revolver.
Me dijo entonces con voz firme:
- Para entrar en su casa, he recurrido a la compasión. Lo tengo ahora a mi merced y no soy misericordioso.
Ensayé unas palabras. No soy un hombre fuerte y sólo las palabras podrían salvarme. Atine a decir:
- En verdad que hace tiempo maltraté a un niño, pero usted ya no es aquel niño ni yo aquel insensato. Además la venganza no es menos vanidosa ni ridícula que el perdón.
- Precisamente porque ya no soy aquel niño- me replicó- tengo que matarlo. No se trata de una venganza sino de un acto de justicia. Sus argumentos, Borges, son meras estratagemas de su terror para que no lo mate. Usted ya no puede hacer nada.
- Puedo hacer una cosa- le contesté.
- ¿Cuál?- me preguntó.
- Despertarme.
Y así lo hice.
Jorge Luis Borges
EL INSECTO
Soñé que estabamos veinte personas en un cuarto muy grande y con las ventanas abiertas.
Entre nosotros había mujeres, niños y viejos. Hablábamos todos de un asunto muy vulgar, gritando y armando confusa algarabía.
De repente, penetró en la habitación, produciendo un agrio chirrido, un insecto alado, de unas dos pulgadas de largo. Revoloteo algún tiempo y se posó en la pared.
El avechucho se parecía a una mosca y también a una avispa; tenia el coselete de un rojo sucio; del mismo color de las alas planas y duras; las patas, muy velludas y separadas; la cabeza, gruesa y angulosa, era de un tono encendido, como de sangre.
El bicho movía la cabeza sin parar de arriba abajo y de derecha a izquierda; de repente, se despegaba de la pared y vuelta a sacudir la cabeza con repulsiva terquedad.
A todos nos producía asco, miedo y terror; todos comentábamos su fea traza y todos gritábamos “a echarlo fuera”. Todos sacudían el pañuelo, pero a distancia respetuosa, porque nadie se atrevía a aproximarse; y cuando el horrible moscardón alzaba el vuelo, todos sin querer retrocedían.
Sólo uno de nosotros, un joven pálido, nos miraba con sorpresa, se encogía de hombros y sonreía. Erale imposible darse cuenta de lo que pasaba ni explicarse nuestra agitación.
Sólo él no veía al insecto ni oía el pavoroso estridor de sus alas.
De repente, el horrible moscardón clava en él los abultados ojos... Se despega del muro y, posándose sobre la cabeza del joven, le pica en la frente entre ambas cejas... El joven lanza un débil ¡ah! Y cae exánime.
El feo avechucho salió volando, y entonces comprendimos quien era.
Era la muerte.
Iván Turgueniev.
GÉNERO NARRATIVO·
A continuación se presentan 3 cuentos breves. Analízalos e identifica en ellos los elementos del género narrativo vistos en clase.
LOS BOMBEROS
Olegario no sólo fue un as del presentimiento, sino que además siempre estuvo muy orgulloso de su poder. A veces quedaba absorto por un instante, luego decía: “Mañana va a llover”. Y llovía. Otras veces se rascaba la nuca y anunciaba: “El martes saldrá EL 57 a la cabeza”. Y el martes salía el 57 a la cabeza. Entre sus amigos gozaba de una admiración sin limites.
Algunos de ellos recuerdan el más famoso de sus aciertos. Caminaban con él frente a la Universidad cuando de pronto el aire matutino fue atravesado por el sonido y la furia de los bomberos. Olegario sonrió de modo casi imperceptible, y dijo: “Es posible que mi casa se esté quemando”.
Llamaron al taxi y encargaron al chofer que siguiera de cerca de los bomberos. Estos tomaron por Rivera, y Olegario dijo: “Es casi seguro que mi casa se está quemando”.
Los amigos guardaron un respetuoso y afable silencio; tanto lo admiraban.
Los bomberos siguieron por Pereyra y la nerviosidad llegó a su colmo. Cuando doblaron por la calle en que vivía Olegario, los amigos se pusieron tensos de expectativa . Por fin, al frente mismo de la llameante casa de Olegario, el carro de bomberos se detuvo y los hombres comenzaron rápida y serenamente los preparativos de rigor. De vez en cuando, desde las ventanas de la planta alta, alguna astilla volaba por el aire.
Con toda parsimonia, Olegario bajo del taxi. Se acomodo el nudo de la corbata, y luego, con un aire de humilde vencedor, se apresto a recibir las felicitaciones y los abrazos de su buenos amigos.
Mario Benedetti
EPISODIO DEL ENEMIGO
Tantos años huyendo y esperando y ahora el enemigo estaba en mi casa. Desde la ventana lo vi subir penosamente por el áspero camino del cerro. Se ayudaba con un bastón, con un torpe bastón que en sus viejas manos no podía ser un arma sino un báculo. Me costo percibir lo que esperaba: el débil golpe contra la puerta. Miré no sin nostalgia, mis manuscritos, el borrador a medio concluir y el tratado de Artemidoro sobre los sueños, libro un tanto anómalo ahí ya que no se griego. Otro día perdido, pensé. Tuve que forcejear con la llave. Temí que el hombre se desplomara, pero dio unos pasos inciertos, soltó el bastón, que no volví a ver, y cayó en mi cama, rendido. Mi ansiedad lo había imaginado muchas veces, pero solo entonces note que se parecía, de un modo casi fraternal, al último retrato de Lincoln. Serian las cuatro de la tarde.
Me incline sobre el para que me oyera.
- Uno cree que los años pasan para uno –le dije-, pero pasan también para los demás.
Aquí nos encontramos al fin y lo que antes ocurrió no tiene sentido,
Mientras yo hablaba, se había desabrochado el sobretodo. La mano derecha estaba en el bolsillo del saco. Algo me señalaba y yo sentí que era un revolver.
Me dijo entonces con voz firme:
- Para entrar en su casa, he recurrido a la compasión. Lo tengo ahora a mi merced y no soy misericordioso.
Ensayé unas palabras. No soy un hombre fuerte y sólo las palabras podrían salvarme. Atine a decir:
- En verdad que hace tiempo maltraté a un niño, pero usted ya no es aquel niño ni yo aquel insensato. Además la venganza no es menos vanidosa ni ridícula que el perdón.
- Precisamente porque ya no soy aquel niño- me replicó- tengo que matarlo. No se trata de una venganza sino de un acto de justicia. Sus argumentos, Borges, son meras estratagemas de su terror para que no lo mate. Usted ya no puede hacer nada.
- Puedo hacer una cosa- le contesté.
- ¿Cuál?- me preguntó.
- Despertarme.
Y así lo hice.
Jorge Luis Borges
EL INSECTO
Soñé que estabamos veinte personas en un cuarto muy grande y con las ventanas abiertas.
Entre nosotros había mujeres, niños y viejos. Hablábamos todos de un asunto muy vulgar, gritando y armando confusa algarabía.
De repente, penetró en la habitación, produciendo un agrio chirrido, un insecto alado, de unas dos pulgadas de largo. Revoloteo algún tiempo y se posó en la pared.
El avechucho se parecía a una mosca y también a una avispa; tenia el coselete de un rojo sucio; del mismo color de las alas planas y duras; las patas, muy velludas y separadas; la cabeza, gruesa y angulosa, era de un tono encendido, como de sangre.
El bicho movía la cabeza sin parar de arriba abajo y de derecha a izquierda; de repente, se despegaba de la pared y vuelta a sacudir la cabeza con repulsiva terquedad.
A todos nos producía asco, miedo y terror; todos comentábamos su fea traza y todos gritábamos “a echarlo fuera”. Todos sacudían el pañuelo, pero a distancia respetuosa, porque nadie se atrevía a aproximarse; y cuando el horrible moscardón alzaba el vuelo, todos sin querer retrocedían.
Sólo uno de nosotros, un joven pálido, nos miraba con sorpresa, se encogía de hombros y sonreía. Erale imposible darse cuenta de lo que pasaba ni explicarse nuestra agitación.
Sólo él no veía al insecto ni oía el pavoroso estridor de sus alas.
De repente, el horrible moscardón clava en él los abultados ojos... Se despega del muro y, posándose sobre la cabeza del joven, le pica en la frente entre ambas cejas... El joven lanza un débil ¡ah! Y cae exánime.
El feo avechucho salió volando, y entonces comprendimos quien era.
Era la muerte.
Iván Turgueniev.
Guía de aprendizaje: Clasificación de narradores
Internado Nacional Barros Arana
Dpto. de Lengua Castellana y Comunicación
Profesora Marcia Clavelle M.
CLASIFICACIÓN DE NARRADORES
1. NARRADORES FUERA DEL MUNDO NARRADO
(narradores en tercera persona)
· Narrador omnisciente: Conoce, domina e interpreta todo lo que acontece. Entrega diversos tipos de información: ideas y emociones de los personajes o también de él mismo; hace comentarios respecto al comportamiento de sus personajes, y domina su presente su pasado y su futuro.
· Narrador de conocimiento relativo: Domina el plano visible de los acontecimientos, por lo tanto, sólo puede describir las conductas físicas de los personajes. El relato está presentado desde su punto de vista, pero no emite juicios, ni interviene directamente en la acción.
2. NARRADORES DENTRO DEL MUNDO NARRADO
(narradores en primera persona)
· Narrador protagonista: Corresponde a un personaje perteneciente a la obra narrativa que relata su propia historia o parte de ella. No posee conocimiento, respecto a lo que piensan, sienten, o viven el resto de los personajes.
· Narrador testigo: Corresponde a un personaje, que sin ser el protagonista, está de alguna manera vinculado en el accionar de los personajes. Él cuenta la historia que presencia; por lo tanto lo hace desde su propio punto de vista.
NARRADOR OMNISCIENTE
Decisiones
La ex señorita no ha decidido que hacer...
En su clase de geografía la maestra habla de Turquía, mientras que la susodicha solo piensa en su desdicha y en dilema, ¡hay que problema!
En casa el novio ensaya que va a decir, seguro que se va a morir cuando los padres se enteren, y aunque él salir huyendo prefiere, no llega a esa decisión, porque esperar es mejor a ver sí la regla viene...
El señor de la casa de alquiler, a pesar de que ya tiene mujer (ta’ casao’ creo), a decidido tener una aventura (a lo casanova). Y le a propuesto a una vecina que es casada de la manera más vulgar y descarada, que cuando su marido al trabajo se halla ido, lo llame para él ser su enamorado. La señora que no es boba se lo cuenta a su marido, y el tipo decide
¿cómo no? invitar al atrevido. Y ella lo cita cual lo acordado (lo llama por teléfono), y el vecino sale todo perfumado, con ropa limpia que su esposa le ha planchado, y trae una flor que se encontró en el tendedero(donde cuelgan la ropa). En casa de la vecina está el marido, indeciso sobre donde darle primero, con un bate de béisbol del extranjero (de esos que dicen Roberto Clemente), y suena el timbre (rin, rin), comienza la segunda del noveno...
El borracho está convencido, que a él, el alcohol no le afecta los sentidos. Que por el contrario sus reflejos son mucho, mucho más claros y tiene más control. Por eso hunde el pie en el acelerador, sube el volumen de la radio para sentirse mejor, y cuando la luz cambia a amarilla, las ruedas del carro chillan y el tipo se cree un James Boon. Decide la luz del semáforo comerse y no ve el camión aparecerse en la oscuridad. (Pido choque la pregunta pa’ la eternidad) ¡persígnate amen!.
Ruben Blades
En Ruben Blades Live y son Del Solar
NARRADOR CONOCIMIENTO RELATIVO
Parabienes al revés
Una carreta enflora, se detiene en la capilla; el cura salió a la entrá’ diciendo que maravilla. A las once del reloj entran los novios del brazo, se les llenaron de arroz el sombrero y los zapatos. Cuando estaban de rodillas, en el oído, el sacristán le tocó la campanilla, al novio: talan, talan.
El cura le dijo adiós a la familia completa, después que un perro ladro el mismo cerró la puerta. En la carreta enflora ya se marcha la familia, al doblar una quebrá’ se perdió la comitiva...
Violeta Parra
En El Folklore y la Pasión
NARRADOR PROTAGONISTA
La Madre del Cordero
(fragmento)
Nos criamos desde chicos juntos en el mirador; mi padre peón antiguo, el suyo administrador. Claro que cuando uno es chico no entiende la diferencia; que lindo haber sido dueño de tan tremenda inocencia. El fundo, jugando, entero lo habíamos recorrido; yo le ganaba casi siempre por que era algo más crecido. Ella me juntaba flores yo le tiraba las trenzas, y así se nos pasó el tiempo casi sin darnos ni cuenta. A mí me toco salir al campo a pelar el ajo, ya no era tan cabro chico taba bueno pa’l trabajo; claro que todas las tardes salíamos a pasear, y nos mirábamos mucho sin hallar que conversar... Yo me ensayaba todito el día, de lo que le iba a pedir, pero cuando estaba cerca no encontraba que decir, no sé lo que me pasaba, cuando la tenía a mi lado, se me anudaba el cogote y ahí me quedaba
pega’o. Un día me dijo ella que se iba a ir de la ascienda, la mandaban a estudiar a las monjas, creo, pa’ que aprienda a coser, a tejer, a leer. Había dicho don Guille: -Los libros son cosa buena y hay que saber lo que dicen.
A mi me dentro una pena cuando me dijo que se iba, que saqué fuerza de adentro y le dije que la quería. Ella no contesto na’, se puso coloradita, yo que le robo un beso de su mesmita boquita. Pasó el tiempo, un par de años, y nunca me olvide de ella, por las noches la veía, mirándome de una estrella. Ella también me quería, yo estaba seguro de eso, me lo había dicho el gusto sabrosito de su beso.
El hombre, me dije, ¡cuando es bien hombre! ha de saber lo que pasa, me agencie su dirección, con una emplea’ de las casas. Francisco me hizo la carta, y aunque no tuve respuesta, no me eché a morir por eso, lo que es gueno siempre cuesta.
Un paso después, el fundo amaneció trastorna’o, la viejas de la casona, oiga, corrían pa’ la’o y la’o. Se voltearon dos vaquillas, las chuicas como dentraban, se raspaban las tortillas y las empanas chirriaban... se acomodaron las mesas, el lugar pa’ las cantoras, se adornó todo con copihues y con hojas de totora. A mi no me dio alegría ¡me dio todo junto al tiro! ¡la niña Rosa volvía, de nuevo pa’l la’o mío!. Después me quiso dar miedo, pensé hasta en no merecerla... ¡pero mande el miedo al diablo y me cacharpeé pa’ verla!
Ahí venía mi niña, más linda que el mismo cielo, con su misma boca roja, ¡esa donde puse mi beso! ¡Venía con un vestido, que encandilaba los ojos! tomá’ del brazo de Don Guille, que no cabía de gozo... Pasamos a la comida, se destaparon los chuicos, ¡el vino como corría, cosa era que daba gusto!. Después, le entramos al baile, se afinaron las vihuelas, y se calentaba el adre con el tañer de las cuecas... no pude hablar con mi niña, estuvo muy ocupaasa, hablando con las visitas y otra gente importantaza...
Días después, una tarde, estando yo en el corral, pensaba ya en olvidarla cuando me siento llamar: -¡Benancio!- me dicen -Beno..., y me la que’o mirando... ¡ahí estaba mi niña linda de pura dicha llorando.!
Nos abrazamos bien fuerte: -¿usted me había olvida’o?
-¡Jamás! -le digo y la beso- como nunca había besa’o.
Tito Fernández
En Tito Fernández en el Olympia de París
NARRADOR TESTIGO
Pedro Navaja
Por la esquina del viejo barrio los vi pasar, con el tumba’o que tienen los guapos al caminar. Las manos siempre en los bolsillo de su gabán, pa’ que no sepan en cual de ellas lleva el puñal, usa un sombrero de ala ancha de medio la’o y zapatillas por sí hay problemas salir vola’o, lentes oscuros pa’ que no sepan que está mirando y un diente de oro que cuando ríe se ve brillando. Como a tres cuadras de aquella esquina una mujer, va recorriendo la acera entera por quinta vez, y en un zaguán entra y se da un trago para olvidar que el día esta flojo y no hay clientes pa’ trabajar. Un carro pasa bien despacito por
la avenida, no tiene marcas pero todos saben que es policía. Pedro Navaja, las manos siempre dentro del gabán, mira y sonríe y el diente de oro vuelve a brillar. Mientras camina pasa la vista de esquina a esquina, no se ve un alma está desierta toda la avenida. Cuando de pronto esa mujer sale del zaguán, y Pedro Navaja aprieta un puño dentro del gabán. Mira pa’ un lado, mira pal’ otro y no ve a nadie, y a la carrera, pero sin ruido cruza la calle. Y mientras tanto en la otra acera va la mujer, refunfuñando pues no hizo pesos con que comer. Mientras camina, del viejo abrigo, saca un revolver, esa mujer, y va a guardarlo en su cartera pa’ que no estorbe, un 38, es mitad hueso, del especial, que carga encima pa’ que la libre de todo mal. Y Pedro Navaja puñal en mano le fue pa’ encima, el diente de oro iba alumbrando toda la avenida. Mientras reía, el puñal y un día sin compasión, cuando de pronto sonó un disparo como un cañón. Y Pedro Navaja cayo en la acera mientras veía a la mujer que revolver en mano y de muerte herida ahí le decía: -yo que pensaba, ¡hoy no es mi día estoy salá!, pero Pedro Navaja, fíjate tu, ¡no estas en na’!
Y créame gente, que aunque hubo ruido nadie salió, no hubo curiosos, no hubo preguntas, nadie lloró, sólo un borracho con los dos cuerpos se tropezó, cogió el revolver, puñal, dos pesos y se largo, y tropezando se fue cantando desafina’o: - La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida... la vida te da sorpresas, métete eso en la cabeza...
Ruben Blades
En Ruben Bades Live y Son del Solar
Dpto. de Lengua Castellana y Comunicación
Profesora Marcia Clavelle M.
CLASIFICACIÓN DE NARRADORES
1. NARRADORES FUERA DEL MUNDO NARRADO
(narradores en tercera persona)
· Narrador omnisciente: Conoce, domina e interpreta todo lo que acontece. Entrega diversos tipos de información: ideas y emociones de los personajes o también de él mismo; hace comentarios respecto al comportamiento de sus personajes, y domina su presente su pasado y su futuro.
· Narrador de conocimiento relativo: Domina el plano visible de los acontecimientos, por lo tanto, sólo puede describir las conductas físicas de los personajes. El relato está presentado desde su punto de vista, pero no emite juicios, ni interviene directamente en la acción.
2. NARRADORES DENTRO DEL MUNDO NARRADO
(narradores en primera persona)
· Narrador protagonista: Corresponde a un personaje perteneciente a la obra narrativa que relata su propia historia o parte de ella. No posee conocimiento, respecto a lo que piensan, sienten, o viven el resto de los personajes.
· Narrador testigo: Corresponde a un personaje, que sin ser el protagonista, está de alguna manera vinculado en el accionar de los personajes. Él cuenta la historia que presencia; por lo tanto lo hace desde su propio punto de vista.
NARRADOR OMNISCIENTE
Decisiones
La ex señorita no ha decidido que hacer...
En su clase de geografía la maestra habla de Turquía, mientras que la susodicha solo piensa en su desdicha y en dilema, ¡hay que problema!
En casa el novio ensaya que va a decir, seguro que se va a morir cuando los padres se enteren, y aunque él salir huyendo prefiere, no llega a esa decisión, porque esperar es mejor a ver sí la regla viene...
El señor de la casa de alquiler, a pesar de que ya tiene mujer (ta’ casao’ creo), a decidido tener una aventura (a lo casanova). Y le a propuesto a una vecina que es casada de la manera más vulgar y descarada, que cuando su marido al trabajo se halla ido, lo llame para él ser su enamorado. La señora que no es boba se lo cuenta a su marido, y el tipo decide
¿cómo no? invitar al atrevido. Y ella lo cita cual lo acordado (lo llama por teléfono), y el vecino sale todo perfumado, con ropa limpia que su esposa le ha planchado, y trae una flor que se encontró en el tendedero(donde cuelgan la ropa). En casa de la vecina está el marido, indeciso sobre donde darle primero, con un bate de béisbol del extranjero (de esos que dicen Roberto Clemente), y suena el timbre (rin, rin), comienza la segunda del noveno...
El borracho está convencido, que a él, el alcohol no le afecta los sentidos. Que por el contrario sus reflejos son mucho, mucho más claros y tiene más control. Por eso hunde el pie en el acelerador, sube el volumen de la radio para sentirse mejor, y cuando la luz cambia a amarilla, las ruedas del carro chillan y el tipo se cree un James Boon. Decide la luz del semáforo comerse y no ve el camión aparecerse en la oscuridad. (Pido choque la pregunta pa’ la eternidad) ¡persígnate amen!.
Ruben Blades
En Ruben Blades Live y son Del Solar
NARRADOR CONOCIMIENTO RELATIVO
Parabienes al revés
Una carreta enflora, se detiene en la capilla; el cura salió a la entrá’ diciendo que maravilla. A las once del reloj entran los novios del brazo, se les llenaron de arroz el sombrero y los zapatos. Cuando estaban de rodillas, en el oído, el sacristán le tocó la campanilla, al novio: talan, talan.
El cura le dijo adiós a la familia completa, después que un perro ladro el mismo cerró la puerta. En la carreta enflora ya se marcha la familia, al doblar una quebrá’ se perdió la comitiva...
Violeta Parra
En El Folklore y la Pasión
NARRADOR PROTAGONISTA
La Madre del Cordero
(fragmento)
Nos criamos desde chicos juntos en el mirador; mi padre peón antiguo, el suyo administrador. Claro que cuando uno es chico no entiende la diferencia; que lindo haber sido dueño de tan tremenda inocencia. El fundo, jugando, entero lo habíamos recorrido; yo le ganaba casi siempre por que era algo más crecido. Ella me juntaba flores yo le tiraba las trenzas, y así se nos pasó el tiempo casi sin darnos ni cuenta. A mí me toco salir al campo a pelar el ajo, ya no era tan cabro chico taba bueno pa’l trabajo; claro que todas las tardes salíamos a pasear, y nos mirábamos mucho sin hallar que conversar... Yo me ensayaba todito el día, de lo que le iba a pedir, pero cuando estaba cerca no encontraba que decir, no sé lo que me pasaba, cuando la tenía a mi lado, se me anudaba el cogote y ahí me quedaba
pega’o. Un día me dijo ella que se iba a ir de la ascienda, la mandaban a estudiar a las monjas, creo, pa’ que aprienda a coser, a tejer, a leer. Había dicho don Guille: -Los libros son cosa buena y hay que saber lo que dicen.
A mi me dentro una pena cuando me dijo que se iba, que saqué fuerza de adentro y le dije que la quería. Ella no contesto na’, se puso coloradita, yo que le robo un beso de su mesmita boquita. Pasó el tiempo, un par de años, y nunca me olvide de ella, por las noches la veía, mirándome de una estrella. Ella también me quería, yo estaba seguro de eso, me lo había dicho el gusto sabrosito de su beso.
El hombre, me dije, ¡cuando es bien hombre! ha de saber lo que pasa, me agencie su dirección, con una emplea’ de las casas. Francisco me hizo la carta, y aunque no tuve respuesta, no me eché a morir por eso, lo que es gueno siempre cuesta.
Un paso después, el fundo amaneció trastorna’o, la viejas de la casona, oiga, corrían pa’ la’o y la’o. Se voltearon dos vaquillas, las chuicas como dentraban, se raspaban las tortillas y las empanas chirriaban... se acomodaron las mesas, el lugar pa’ las cantoras, se adornó todo con copihues y con hojas de totora. A mi no me dio alegría ¡me dio todo junto al tiro! ¡la niña Rosa volvía, de nuevo pa’l la’o mío!. Después me quiso dar miedo, pensé hasta en no merecerla... ¡pero mande el miedo al diablo y me cacharpeé pa’ verla!
Ahí venía mi niña, más linda que el mismo cielo, con su misma boca roja, ¡esa donde puse mi beso! ¡Venía con un vestido, que encandilaba los ojos! tomá’ del brazo de Don Guille, que no cabía de gozo... Pasamos a la comida, se destaparon los chuicos, ¡el vino como corría, cosa era que daba gusto!. Después, le entramos al baile, se afinaron las vihuelas, y se calentaba el adre con el tañer de las cuecas... no pude hablar con mi niña, estuvo muy ocupaasa, hablando con las visitas y otra gente importantaza...
Días después, una tarde, estando yo en el corral, pensaba ya en olvidarla cuando me siento llamar: -¡Benancio!- me dicen -Beno..., y me la que’o mirando... ¡ahí estaba mi niña linda de pura dicha llorando.!
Nos abrazamos bien fuerte: -¿usted me había olvida’o?
-¡Jamás! -le digo y la beso- como nunca había besa’o.
Tito Fernández
En Tito Fernández en el Olympia de París
NARRADOR TESTIGO
Pedro Navaja
Por la esquina del viejo barrio los vi pasar, con el tumba’o que tienen los guapos al caminar. Las manos siempre en los bolsillo de su gabán, pa’ que no sepan en cual de ellas lleva el puñal, usa un sombrero de ala ancha de medio la’o y zapatillas por sí hay problemas salir vola’o, lentes oscuros pa’ que no sepan que está mirando y un diente de oro que cuando ríe se ve brillando. Como a tres cuadras de aquella esquina una mujer, va recorriendo la acera entera por quinta vez, y en un zaguán entra y se da un trago para olvidar que el día esta flojo y no hay clientes pa’ trabajar. Un carro pasa bien despacito por
la avenida, no tiene marcas pero todos saben que es policía. Pedro Navaja, las manos siempre dentro del gabán, mira y sonríe y el diente de oro vuelve a brillar. Mientras camina pasa la vista de esquina a esquina, no se ve un alma está desierta toda la avenida. Cuando de pronto esa mujer sale del zaguán, y Pedro Navaja aprieta un puño dentro del gabán. Mira pa’ un lado, mira pal’ otro y no ve a nadie, y a la carrera, pero sin ruido cruza la calle. Y mientras tanto en la otra acera va la mujer, refunfuñando pues no hizo pesos con que comer. Mientras camina, del viejo abrigo, saca un revolver, esa mujer, y va a guardarlo en su cartera pa’ que no estorbe, un 38, es mitad hueso, del especial, que carga encima pa’ que la libre de todo mal. Y Pedro Navaja puñal en mano le fue pa’ encima, el diente de oro iba alumbrando toda la avenida. Mientras reía, el puñal y un día sin compasión, cuando de pronto sonó un disparo como un cañón. Y Pedro Navaja cayo en la acera mientras veía a la mujer que revolver en mano y de muerte herida ahí le decía: -yo que pensaba, ¡hoy no es mi día estoy salá!, pero Pedro Navaja, fíjate tu, ¡no estas en na’!
Y créame gente, que aunque hubo ruido nadie salió, no hubo curiosos, no hubo preguntas, nadie lloró, sólo un borracho con los dos cuerpos se tropezó, cogió el revolver, puñal, dos pesos y se largo, y tropezando se fue cantando desafina’o: - La vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida... la vida te da sorpresas, métete eso en la cabeza...
Ruben Blades
En Ruben Bades Live y Son del Solar
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