ACTITUDES DEL HABLANTE LÍRICO
1) Actitud Enunciativa:El hablante lírico capta algo externo al yo, lo interioriza y lo expresa en un modo más bien narrativo o descriptivo, intentando mantener cierta objetividad.
Ejemplo:
“Aquí en la isla, el mar y cuanto mar
Se sale de sí mismo a cada rato
No puede estar quieto
me llamo mar, repite
Pegando en una piedra
Sin lograr convencerla"
(P. Neruda, “Oda al mar”)
2) Actitud apostrófica: El poeta convierte en un tú lo que está fuera de él y se dirige con intensidad y dramatismo a ese tú en una apelación directa. Aquí, el hablante se mueve entre lo subjetivo y lo objetivo.
“Aquí en la isla, el mar y cuanto mar
Se sale de sí mismo a cada rato
No puede estar quieto
me llamo mar, repite
Pegando en una piedra
Sin lograr convencerla"
(P. Neruda, “Oda al mar”)
2) Actitud apostrófica: El poeta convierte en un tú lo que está fuera de él y se dirige con intensidad y dramatismo a ese tú en una apelación directa. Aquí, el hablante se mueve entre lo subjetivo y lo objetivo.
Ejemplo:
"Ya no se encantarán mis ojos en tus ojos
Ya no se endulzará junto a ti mi dolor
Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada
Y hacia donde camines llevaras mi dolor"
(P.Neruda “Farewell”)
Ya no se endulzará junto a ti mi dolor
Pero hacia donde vaya llevaré tu mirada
Y hacia donde camines llevaras mi dolor"
(P.Neruda “Farewell”)
3) Actitud Carmínica o de la canción:Es la actitud lírica por excelencia. En ella, el poeta eleva su canto desde sí mismo y expresa su interioridad anímica, predominando permanentemente la subjetividad.
Ejemplo:
“Dolor del mundo entero que en mi dolor estalla,
Hambre y sed de justicia que se vuelve locura;
Ansia de un bien mayor que el esfuerzo apresura
Voluntad que me obliga a ganar la batalla"
(Claudia Lars, “Poeta soy”)
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